Inquietante lieder –op. 1 (D.328) de Franz Schubert– basado en el poema de Johann Wolfgang von Goethe «El rey de los alisos» («Der Erlkönig»).
Letra:
Es ist der Vater mit seinem Kind;
Er hat den Knaben wohl in dem Arm,
Er faßt ihn sicher, er hält ihn warm.
«Mein Sohn, was birgst du so bang dein Gesicht?»
«Siehst, Vater, du den Erlkönig nicht?
Den Erlenkönig mit Kron und Schweif?»
«Mein Sohn, es ist ein Nebelstreif.»
«Du liebes Kind, komm, geh mit mir!
Gar schöne Spiele spiel’ ich mit dir;
Manch’ bunte Blumen sind an dem Strand,
Meine Mutter hat manch gülden Gewand.»
«Mein Vater, mein Vater, und hörest du nicht,
Was Erlenkönig mir leise verspricht?»
«Sei ruhig, bleibe ruhig, mein Kind;
In dürren Blättern säuselt der Wind.»
«Willst, feiner Knabe, du mit mir gehn?
Meine Töchter sollen dich warten schön;
Meine Töchter führen den nächtlichen Reihn,
Und wiegen und tanzen und singen dich ein.»
«Mein Vater, mein Vater, und siehst du nicht dort
Erlkönigs Töchter am düstern Ort?»
«Mein Sohn, mein Sohn, ich seh es genau:
Es scheinen die alten Weiden so grau.»
«Ich liebe dich, mich reizt deine schöne Gestalt;
Und bist du nicht willig, so brauch ich Gewalt.»
«Mein Vater, mein Vater, jetzt faßt er mich an!
Erlkönig hat mir ein Leid getan!»
Dem Vater grauset’s, er reitet geschwind,
Er hält in Armen das ächzende Kind,
Erreicht den Hof mit Müh’ und Not;
In seinen Armen das Kind war tot.
Es un padre con su hijo.
Tiene al pequeño en su brazo.
Lo lleva seguro en su tibio regazo.
«Hijo mío, ¿por qué escondes tu rostro asustado?»
«¿No ves, padre, al Rey Elfo?
¿El Rey de los Elfos con corona y manto?»
«Hijo mío, es el rastro de la neblina.»
«¡Dulce niño, ven conmigo!
Jugaré maravillosos juegos contigo;
muchas encantadoras flores están en la orilla,
Mi madre tiene muchas prendas doradas.»
«Padre mío, padre mío, ¿no oyes
lo que el Rey de los Elfos me promete?»
«Calma, mantén la calma, hijo mío;
el viento mueve las hojas secas.»
«¿No vienes conmigo, buen niño?
Mis hijas te atenderán bien;
mis hijas hacen su danza nocturna,
Y ellas te arrullarán y bailarán para que duermas.»
«Padre mío, padre mío, ¿no ves acaso ahí,
A las hijas del Rey de los Elfos en ese lugar oscuro?»
«Hijo mío, hijo mío, claro que lo veo:
son los árboles de sauce grises.»
«Te amo; me encanta tu hermosa figura;
y si no haces caso usaré la fuerza.»
«¡Padre mío, padre mío, ahora me toca!
¡El Rey de los Elfos me ha herido!»
El padre tiembla y cabalga más aprisa,
lleva al niño que gime en sus brazos,
llega a la alquería con dificultad y urgencia;
en sus brazos el niño estaba muerto.